"El viento otoñal toca directamente la piel de tu cuerpo, lo sientes frío en el cuello, refrescante en el rostro y las manos y húmedo en los pulmones. La calle, nebulosa y en silencio como siempre te devuelve la mirada bajo el faro del alumbrado público, cuya luz ilumina suavemente las ligeras gotas de niebla en el ambiente, los adoquines y algunas de las góticas fachadas de Circeria.
La ciudad no parece tuya, sin embargo, no te resulta ajena."