"La mujer de rojo"

Acto I

" Ya desde el momento de abrir el paquete, el aroma mágico del tabaco te provoca un cosquilleo en la garganta y la piel se te eriza. Si algo no encajaba en tu mundo, acaba de perder fuelle, estás donde tienes que estar, tu y cada pequeña cosa a tu alrdededor. Apoyas la colilla contra tus labios y levantas el zipo para confirmar lo que ya sabías: no estás soñando, aquella sensación es tan grata que solo puede ser real. Te relajas y bajas la mano; decides sentarte frente a la mesa antes de encenderlo, quedan pocos en el paquete y más te vale disfrutarlos cómodamente, estiras los pies respiras profundo, volviendo a sentir su sabor aún sin combustión y... fuego... La primer calada siempre es distinta, cargada del gusto a vencina, fuerzas el aire entre los dientes, tragando con el el humo y echas la cabeza hacia atrás, relajando la espalda contra la silla... el mundo, durante los próximos minutos va a ser un lugar maravilloso...
  1. «Una calada más, en silencio...»
  2. Revisar el periódico
  3. Salir por la puerta principal